7 ¿Acaso tendré yo culpa porque me abajé a mí mismo para ensalzaros
a vosotros anunciándoos gratuitamente el Evangelio de Dios?
8 A otras Iglesias despojé, recibiendo de ellas con qué vivir para
serviros.
9 Y estando entre vosotros y necesitado, no fui gravoso a nadie;
fueron los hermanos llegados de Macedonia los que remediaron mi
necesidad. En todo evité el seros gravoso, y lo seguiré evitando.
10 ¡Por la verdad de Cristo que está en mí!, que esta gloria no me será
arrebatada en las regiones de Acaya.
11 ¿Por qué? ¿Porque no os amo? ¡Dios lo sabe!
12 Y lo que hago, continuaré haciéndolo para quitar todo pretexto a
los que lo buscan con el fin de ser iguales a nosotros en lo que se glorían.
13 Porque esos tales son unos falsos apóstoles, unos trabajadores
engañosos, que se disfrazan de apóstoles de Cristo.
14 Y nada tiene de extraño: que el mismo Satanás se disfraza de ángel
de luz.
15 Por tanto, no es mucho que sus ministros se disfracen también de
ministros de justicia. Pero su fin será conforme a sus obras.
16 Digo una vez más que nadie me tome por fatuo; pero, aunque sea
como fatuo, permitidme que también me gloríe yo un poco.
17 Lo que os voy a decir, no lo diré según el Señor, sino como en un
acceso de locura, en la seguridad de tener algo de qué gloriarme.
18 Ya que tantos otros se glorían según la carne, también yo me voy a
gloriar.
19 Gustosos soportáis a los fatuos, ¡vosotros que sois sensatos!
20 Soportáis que os esclavicen, que os devoren, que os roben, que se
engrían, que os abofeteen.